lunes, 9 de abril de 2018

MICRODISPOSITIVO SE PUEDE PEGAR A UN DIENTE PARA CONTROLAR LA INGESTA DITETÉTICA

         
           En otro blog escribo sobre el promisorio mercado de los Dispositivos Médicos. Menciono que las principales herramientas para mantener la competitividad son la investigación y la investigación. Así vemos que ocurre con un pequeñísimo dispositivo con forma de lámina y que puede pegarse en un diente para transmitir información sobre lo que ingiere una persona. ¿Cuál sería la importancia de esto?. Existen numerosas investigaciones sobre la ingestión de determinados alimentos pues podrían ser un factor de riesgo para la salud o por el contrario porque presentan propiedades que aconsejarían su consumo en determinadas cantidades. Actualmente todos estos estudios son en base a llenar encuestas por el propio paciente o a través de llamadas telefónicas, en las que se pregunta al paciente cuánto comió de esto, cuánto comió de esto otro y a qué horas. Por lo tanto, la recopilación de datos puede desviarse por la memoria del paciente. Como sea, siempre la cantidad que se come es una estimación y no un dato preciso; pero con la presencia de un sensor realmente se puede detectar la concentración precisa de algún nutriente presente en los alimentos y el momento exacto en que se ingirió.

Previamente los dispositivos portátiles desarrollados para controlar la ingesta dietética estaban restringidos por molestos inconvenientes, como la necesidad de utilizar un cableado voluminoso o protector bucal, o exigir un reemplazo frecuente debido a la rápida degradación de los sensores. Hoy todo eso se evita con el diseño del sensor que ocupa un espacio de apenas 2 mm x 2 mm y que se puede adaptar y unir de forma flexible a la superficie irregular de un diente. De manera similar a la recolección de peaje en una carretera, los sensores transfieren sus datos de forma inalámbrica en respuesta a una señal de radiofrecuencia entrante.

Los sensores están formados por tres capas intercaladas: una capa central "bioresponsiva" que absorbe el nutriente u otros productos químicos a controlar y dos capas externas que comprenden dos anillos de oro de forma cuadrada. Juntas, las tres capas funcionan como una antena en miniatura, reuniendo y transmitiendo ondas en el espectro de radiofrecuencia. Cuando los sensores son golpeados por una onda entrante, una porción específica de la onda se cancela y la parte restante se transmite hacia atrás, bastante similar a un parche de pintura azul que absorbe las longitudes de onda rojas y refleja el azul hacia los ojos humanos.

Sin embargo, los sensores tienen la capacidad de cambiar su "color". Por ejemplo, si la capa central absorbe sal o etanol, sus características eléctricas se modificarán, haciendo que los sensores absorban y transmitan un espectro distintivo de ondas de radiofrecuencia, con diferente intensidad . Los nutrientes y otros analitos se pueden detectar y evaluar de esta manera.

De acuerdo a sus creadores, la modificación de la capa biorreactiva para sensar otros químicos sólo está limitada por la creatividad.